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Esquiando con un par de…

 

La fauna que con frecuencia se observa sobre las pistas pisadas, poco tiene que ver con la de sus arranques. El mundillo actual resulta mucho más blandito, e ¡incluso pintoresco! Y, la verdad, el esquí llegó hasta nosotros con atuendo de currante: para servir como herramienta puntera del montañismo invernal, que no para brindar un escenario de vanidades a las clases adineradas o a quienes pretenden serlo. Todo lo más, vino con el objetivo de ayudar a los montañeses y a los profesionales en sus desplazamientos sobre la nieve… Así, para romper una lanza en favor del deporte blanco, nada mejor que presentar una cronología abreviada sobre cómo se desarrollaron sus balbuceos en el teatro de los Pirineos…

Se cree que fue el perpiñanés Prosper Auriol el primer esquiador pirenaico: un 29 de enero de 1901, estrenaba sus tablas, militares y de procedencia alpina, sobre el Col de la Quillane, en las cercanías de Mont-Louis. Durante la primavera de 1904, incluso se atrevería a subir con ellas al Canigó (2.784 m) desde Els Cortalets, junto a Laurent Durand.

En noviembre de 1903, otro equipo de origen alpino llegaba a Pau: aunque lo había encargado Henri Sallenave, sería Louis Falisse quien lo estrenara en el Benou, un 7 de diciembre de 1903. Veinte días después, Falisse y Larregain acometían esquiando el Tour du Midi d’Ossau…

El esquí pronto se puso el mono azulón de trabajador. En 1904, el encargado de las aduanas de Gabas, Prudot, se procuraba un juego de tablas para no quedar aislado durante el invierno en su puesto del alto valle de Ossau.

Desde sus arranques, el empleo de lo que en realidad era un medio de transporte nórdico, facilitó las actividades deportivas invernales. En enero de 1904, Falisse y Cintrat subían hasta el Col d’Aubisque, descubriendo de pasada los prados nevados de Gourette. Un 13 de marzo de 1904, ambos ganaban el Ger (2.612 m).

Los esquís arribarían enseguida a tierras aragonesas: Falisse, Aubry, Heïd, y Robach franqueaban sobre ellos el Portillón de Benasque, un 4 de abril de 1904. Al día siguiente, los emplearon de forma parcial para subir al Aneto (3.404 m).

La recolecta de grandes cimas prosiguió con buen ritmo. Al segundo intento, un quinteto galo lograba subir hasta la Pique Longue del Vignemale (3.298 m), un 15 de mayo de 1904: Falisse, Donnay, Cintrat, Bourdil y Robach. La primera jornada de 1905 fue testigo de un otro éxito de Falisse y Bourdil en el Midi de Bigorre (2.887 m).

Nueva incursión de esquiadores gabachos por Aragón: los días 24 y 25 de diciembre de 1905, Gaurier, Donnay, Bahans, Gabarret, Porter, Doassans y Prudot, pasaban hasta Sallent a través del Portalet de Aneu. Como no había demasiada nieve en el sur, su descenso por territorio tensino no llegó a los 2 km.

La primera fémina esquiadora de la que se tiene constancia en los Pirineos, fue Margalida Le Bondidier: en el invierno de 1905, se calzaba en Campan unas tablas noruegas. Unas lesiones la retirarían pronto del deporte blanco.

El esquí llegaría con presteza al valle de Aure: en diciembre de 1905, el doctor Gabarret ya utilizaba este medio de locomoción para visitar a los enfermos desde su consulta en Vielle-Aure. Una vez más: las aplicaciones prácticas, ante todo.

Se produce un incremento de las ascensiones con tablas durante la temporada de 1905: el 3 de diciembre, Pène Longue (2.220 m) por Ledormeur; el 24 de diciembre, Soum d’Arbéoste (2.166 m) y Soum de Néré (2.401 m) por Lemoinne, Paimparey y Ledormeur; el 25 de diciembre, Pimené (2.803 m) por Dupin; el 25 de diciembre, Pène det Pourry (2.600 m) por Ledormeur, Paimparey y Lemoinne.

Aparecen epicentros del esquí en el Ariège: el 26 de diciembre de 1905, Marcel Parant prueba sus tablas en Barousse; el 1 de marzo de 1906, lo haría en Ganac, cerca de Foix. El 26 de diciembre de 1906, su empleo en Salau causó sensación entre los locales, quienes se apresuraron a conseguir equipos propios…

Después de cuatro tentativas infructuosas, se logra ascender con esquís al Monte Perdido (3.255 m), el 10 de mayo de 1906. Una arriesgada peripecia desde la Brecha de Rolando de Falisse, Gaurier, Porter y Robach, con vivaqueo en el Abri Gaurier.

El deporte blanco se consolidaría en Cauterets: el 16 de febrero de 1906, Falisse, Gaurier y Porter exhibieron su técnica ante los escépticos nativos. Para acallar sus risas, tuvieron que subir hasta el Col de Riou. Ese mismo año, se iniciaba la difusión entre los montañeses a través del obsequio, por parte del Club Alpin Français, de juegos de tablas para los guías Cayré, de Gavarnie, y Bordenave, de Cauterets.

Uso inaugural de los esquís con fines científicos: merced a estos artilugios nórdicos, en abril de 1906, Gaurier, acompañado por Falisse y Porter, completó labores de medición de los ventisqueros de Ossoue.

Arrancan las más tempranas conferencias en favor del nuevo deporte: la serie de 120 diapositivas que ilustraban la exposición de Louis Falisse sobre El esquí en los Pirineos. En 1906, las iría proyectando desde Pau hasta Burdeos o Cauterets…

Gracias a Dat, el deporte blanco arriba a Luz: el 1 de abril de 1907 su promotor protagonizó una exhibición en el puente de Gaubie de la carretera al Tourmalet, con gran éxito entre sus paisanos. Enseguida, en todas las casas de Barèges hubo esquís.

Inaugural ascenso con tablas al pico de Anayet (2.545 m), en febrero de 1907, por cuenta de Gaurier, Porter y Pein.

Demostración esquiadora en Sallent del 18 de abril de 1908. Sus artífices: Gaurier, De Joinville, Arué, Chabaneau, Grandidier, Nancel-Pénard y Pacaud. Además, los galos subirían hasta ibones de Anayet, el collado de Pacino, la Güega de Escarra…

Primera competición pirenaica de fondo: el Concurso de Payolle. Organizado el 2 de febrero de 1908 por Le Bondidier, contaría con una treintena de participantes de la región de Tarbes: Cintrat ganó en un recorrido de 7 km con subidas y bajadas.

Se celebra el I Concours International de Ski de Les-Eaux-Bonnes, los días 15 y 16 de febrero de 1908. Meillon y Gaurier organizan sus pruebas de salto y de fondo, en las que concurren franceses, suizos y noruegos… Estos últimos, arrasan en el medallero.

Nacimiento del esquí vasco: en el invierno de 1908, el noruego Enebok lleva sus tablas a Tolosa. El 2 de marzo de 1908, él y otros compatriotas de la fábrica de clavos Mustad, dan clases a los nativos: Irazusta, Ruiz de Arcaute, Elósegui, Sesé y González.

Navidades de 1908: en los Rasos de Peguera, Albert Santamaría, Eduard Vidal y unos amigos suecos degustan sus primeros deslizamientos con esquís… Tras estos barceloneses, enseguida acudirían allí deportistas de Manresa.

Balance de las ascensiones con esquís de 1911: el 15-18 de abril, Campbieil (3.175 m) por De Cordieu, Echeman y el matrimonio Seauve; el 23 de abril, Néouvielle (3.092 m) por Falisse, Ledormeur y Malan; el 30 de abril, Cambales (2.965 m) por Falisse, Bertrand, Gardère y Fauchay.

Navidades de 1912: Gaurier y dos muchachos llegan a Sallent con esquís, donde dan clase al niño Antonio Fanlo. En junio de 1913, le enviarían desde Pau un juego de tablas para que prosiguiera su aprendizaje este primer esquiador aragonés. Siguiendo su ejemplo, enseguida aparecieron por Sallent otros equipos para Benito Bergua, Juan y Gabriel Guillén. Los carpinteros locales comenzaron a fabricar copias.

En marzo de 1919, la Mancomunidad de Catalunya encargó a Lluís Estasen demostraciones y clases de esquí por los pueblos del Pallars y Aran. Le acompañarían Joseph Maria Soler y Pau Badia. Desde Sant Maurici, sus tablas les condujeron hasta Espot, Bonaigua o Sort; como remate, cruzaron por la Picada hasta Benasque.

Con unos esquís infantiles procedentes de Luchon, Fernando Almarza comienza a practicar este deporte por los alrededores de Benasque en el año 1922.

Primera incursión hispana con tablas por el Aneto: el 12 de abril de 1922, la firmaban Estasen, Soler, Feliu, Ribera…, y el guía benasqués José Delmás.

Sobre 1925, llegaban los primeros esquís al Balneario de Panticosa, adquiridos por la compañía hidroeléctrica EIASA. Uno de sus primeros usuarios fue Edmundo Urieta, responsable del mantenimiento invernal.

Desde 1927, el Batallón de Cazadores nº 8 La Palma, acantonado en Jaca, dispone de tablas procedentes de Francia. Para probarlas, el capitán Senra llevó a sus soldados hasta Rioseta. Un invierno más tarde, Fernando Almarza y Luis Gómez Laguna ganaban Candanchú valiéndose de un equipo militar prestado.

Hacia 1929, el deporte blanco arriba a Torla merced a ciertos vínculos familiares con Sallent: en los años treinta, contaban con un núcleo de esquiadores en torno a Antonio Oliván y Miguel Lardiés. El carpintero de Casa Nicolás pronto fabricó tablas.

Se funda Montañeros de Aragón en 1929. Este club zaragozano organizaba pruebas de esquí de fondo en marzo de 1930: nueve de sus corredores arrancaron estas competiciones en Rioseta mediante su Concurso Regional Universitario, que ganó Sebastián Recasens. En agosto de 1931, inauguraban en Candanchú su refugio Santa Cristina.

Invierno de 1931, el esquí maño hace acto de presencia en Teruel gracias a cuatro socios de Montañeros de Aragón: Recasens, Marraco y los hermanos Serrano. Explorarían las posibilidades del sector Bronchales-Orihuela del Tremedal.

En 1931, el deporte blanco llega a Bielsa con el barcelonés Montagut. Miguel Vidal hizo de guía para él y, como premio, recibiría unas tablas que comenzó a usar por el Alto Cinca en el invierno siguiente… Un año después, el barbastrense Luis Paúl subía a Pineta para deslizarse por las laderas.

En fin; para qué seguir adelante con esta evolución desde el esquí puro de montaña, que de forma inexorable ha de llevarnos hasta las pistas… Mejor, retener las gestas de la época heroica. ¡Vaya un tiempo glorioso, el de nuestros pioneros! Ellos sí que sabían esquiar con un par de…, ¡tablones!

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Por Alberto Martínez

Alberto Martínez Embid practica el montañismo desde que era un crío. Últimamente llama la atención su faceta divulgadora, que se podría glosar como firmante de veinticinco libros y participante en veinticuatro colectivos, sin olvidarse de sus más de mil setecientos artículos. Casi todos, de temática pirenaica. Aunque se ha hecho acreedor de tres galardones de narrativa, seis de investigación histórica y siete de periodismo, se muestra especialmente orgulloso del Premio Desnivel de Literatura de Montaña de 2005.

3 respuestas a «Esquiando con un par de…»

Impresionante la recopilación de información. Enhorabuena por el trabajo y gracias por colgarlo y que podamos disfrutarlo

Si me permites, me gustaria añadir también que el 19 de febrero de 1912, Emilio Juncadella y José Mª Milà se deslizaron con esquis por las pendientes de la vertiente sur del Pico Pouylané o Puilaner (2.220m) ya en territorio de el Valle de Aran.

Por lo que se refiere al Canigó, segun el libro de Joseph Ribas fué durante la primavera de 1903.

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