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Los sketches de Belloc

Visto lo visto en el texto anterior, resulta difícil valorar si favorecieron (o no) el turismo verde ciertas descripciones de las rutas que conducían hacia Andorra… Cuanto menos, las redactadas por ese gran trotamundos que fuera Hilaire Joseph Pierre René Belloc, quien posiblemente en 1905, quiso degustar las pequeñas emociones de un par de entradas en el País del Pirineo a través de las montañas de su muga norteña. Ya se sabe: los placeres de las descubiertas que se suponen con un pelín de riesgo.

El historiador y literato conocido bajo el apodo de Old Thunder nos dejó diversas vivencias andorranas en una obra de gran éxito en medios anglosajones: The Pyrenees, with forty-six sketches (1909). Siempre resulta original conocer la perspectiva british del Principado pirenaico en los arranques del siglo XX. Así pues, revisemos ahora algún jaloncito de sus sketches más curiosos sobre la historia y costumbres de esta nación:

“El interés de Andorra radica en su supervivencia, así como en el reconocimiento que recibe por ser un estado europeo independiente. Todos estos valles cerrados de los Pirineos llevaron una vida más o menos independiente durante siglos: desde el declive del Imperio Romano hasta la unión de Aragón con Castilla, en el lado español, y en el lado francés, en algunos lugares, hasta la propia Revolución, se jactaban de sus propias costumbres y podían defender sus propias leyes. La violenta disputa entre Madrid y Aragón, en la que la independencia de Aragón fue ferozmente destruida, afectó a la mayor parte de los valles, y mató su independencia, pero no afectó los valles catalanes, de los cuales Andorra era el más apartado y remoto y, por lo tanto, Andorra sobrevivió. Se puede estudiar en Andorra lo que todos estos valles fueron en el largo período de crecimientos locales y naturales entre la muy lenta muerte de la burocracia romana y el rápido ascenso de lo moderno […].

”Los franceses, a través del prefecto del Ariège (en representación de la Corona de Francia, que a su vez fue heredera del Condado de Foix) reclaman un control parcial sobre los andorranos, que pagan al Gobierno en París cuarenta francos al año como muestra de su lealtad. Los españoles se aferran a ella a través del Obispo de Urgell, que no solo es su Ordinario, sino también su Soberano civil: obtiene solo dieciocho francos al año de cuanto recolectan los agricultores […].

”Los andorranos tienen todos los excesos y virtudes de las democracias de un modo claramente evidente. Son muy hacendosos, un poco duros, avariciosos, corteses, aficionados al contrabando y recelosos de cualquier interferencia. Andorra es en sí una gran tienda que suministra todas sus necesidades y lleva a cabo intercambios internacionales […].

”El catalán, un dialecto provincial en España, es aquí la lengua nacional. Están divididos, como todos los católicos, en clericales y anticlericales; los clericales, creo, constituyen una mayoría trabajadora, y no hay entre ellos, por lo que se puede ver, un hombre pobre u oprimido. Desde Andorra la Vella, un buen camino abierto conduce a través de las estrechas puertas del país, al valle del Segre, y así hasta la Seu d’Urgell […]”.

Hasta aquí los temas de corte historicista. Sin duda que, dada la importancia de quien firmó estos retazos tan personales sobre su crónica, The Pyrenees procuró al Principado algún viajero de origen británico. Máxime, cuando Belloc también explicó, como camino de ingreso desde Francia, su itinerario más clásico y sosegado. Aunque, como se verá enseguida, el espíritu tremendista del escritor no se privara de destinarle alguna observación de corte fúnebre:

“Estas [rutas que explica en la entrada anterior] son las dos formas difíciles y de montaña que llevan a Andorra desde el norte. La forma más fácil y mucho más común de entrar es acercarse a ella desde el curso superior del río Ariège. Para ello, se toma la carretera principal de Ax a L’Ospitalet, hacia donde hay un servicio de carruajes públicos, o diligencia. Pero hay que ir a pie, porque uno llega a L’Ospitalet antes que la diligencia si comienza en los albores de un día de verano, y es importante llegar temprano, ya que no hay un buen lugar para dormir entre el lado francés y la villa de Andorra. En L’Ospitalet la carretera principal de Andorra baja en pocos metros hasta el torrente del Ariège, lo cruza y sigue por su margen izquierdo. Va más allá de la frontera, que es aquí una línea artificial, y aunque todavía se halle en el lado francés de la vertiente, está políticamente en Andorra sobre esa ladera de hierba desértica que forma la orilla izquierda del Ariège.

”En el segundo torrente que baja por esta ladera hacia el río, o más bien el segundo arroyo, ya que son bastante pequeños, el cable de telégrafo, que hasta ahora ha seguido el camino, se ve pasando a la derecha, subiendo por un valle lateral algo empinado. Esto queda a unas cuatro millas de L’Ospitalet. No hay más que seguir esa línea si hace buen tiempo, y se llega justo sobre la cresta, viendo hacia abajo, en el lado sur andorrano, Soldeu. Si hay brumas en las alturas, casi con toda seguridad se perderá la vista, y posiblemente la vida también. Sin embargo, el cruce se puede realizar incluso con mal tiempo si se va algo más al sur del llamado puerto de Envalira [escribe Embalira]. Para encontrarlo, se necesita poner un poco de atención.

”Hay que observar con una brújula la tendencia del Ariège; se curva alrededor más y más a medida que lo sigue, y cuando comienza a apuntar hacia el sur (lo que hace después de una curva perceptible), se puede apreciar una pista bastante aplanada que baja desde el lado opuesto del valle: desciende y toca el Ariège en un lugar casi exactamente a dos millas del lugar donde la línea del telégrafo deja el arroyo.

”Aquí, frente a la carretera, giré bruscamente, alejándome del Ariège (que ahora era un pequeño arroyo), y fui hacia el oeste atendiendo a la brújula, justo hacia arriba de la montaña, que aquí no era más que una pendiente de hierba empinada, para así ganar el Envalira. Es uno de los pocos collados que se pueden cruzar con cualquier clima, porque se encuentra en esa ladera, un poco más hacia arriba, el inicio de una carretera, aunque sea una ruta que jamás se terminó. Aunque nunca había sido concluida, estaba trazada y nivelada, y era una conducción tan buena como la mejor carretera de los Pirineos. Probablemente jamás se verá concluida, pues los andorranos se oponen a que exista una entrada fácil a su país. Pero mientras su traza permanezca, uno nunca podrá perderse en el camino al puerto de Envalira. El otro lado es un descenso empinado y fácil sobre una especie de talud, y se encuentra Soldeu, por esta ruta más larga, a unas cuatro millas del collado. Ya sea siguiendo la línea del telégrafo, ya viniendo por el Envalira, las dos pistas se unen en Soldeu. El resto del camino es el mismo que el que llega desde Fontargente; es decir, a través de Canillo y Encamps, hasta Andorra la Vella.

”Siendo fácil como camino, sin embargo, hay que recordar que exige un largo día desde Ax, sin contar que, con cada revuelta, no anda muy lejos de una marcha de unas treinta millas, con más de la mitad de ellas colina arriba. Ax se encuentra a unos dos mil o dos mil cuatrocientos pies (según la parte de la empinada ciudad desde la que se mida), y la cúspide del Envalira está casi exactamente a ocho mil pies. No hay interrupciones en los ascensos de uno al otro”.

De este modo tan pintoresco se presentaba, ante los ojos de un Hilaire Belloc de treinta y cinco años, la Andorra más trekker. Cuyas veredas de conexión con Francia, sin duda alguna, fueron recorridas por alguno de esos anglosajones osados y aventureros que leyeron las crónicas del inefable Old Thunder.

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Por Alberto Martínez

Alberto Martínez Embid practica el montañismo desde que era un crío. Últimamente llama la atención su faceta divulgadora, que se podría glosar como firmante de veinticinco libros y participante en veinticuatro colectivos, sin olvidarse de sus más de mil setecientos artículos. Casi todos, de temática pirenaica. Aunque se ha hecho acreedor de tres galardones de narrativa, seis de investigación histórica y siete de periodismo, se muestra especialmente orgulloso del Premio Desnivel de Literatura de Montaña de 2005.

7 respuestas a «Los sketches de Belloc»

Sí, tampoco ha pasado tanto tiempo… La verdad es que, hasta los años cincuenta estas montañas no comenzaron a perder su aspecto más hostil… Aunque, quizás, sin llegar a los cuadros de terror del “Viejo Trueno” (cuando era joven)…

Aun contando con las complicaciones de nuestro deporte a comienzos del XX, es para pensar que Belloc tenía su vertiente tartarinesca… Saludos, luis…

No quedan muchas entradas ya de esta nueva tanta sobre Andorra. Ahí va su censo:
https://blogs.desnivel.com/albertomartinez/2021/07/22/las-maladetas-andorranas-y-otros-cuentos/
https://blogs.desnivel.com/albertomartinez/2021/07/28/memoria-andorrana-de-1820/
https://blogs.desnivel.com/albertomartinez/2021/08/02/un-puymorens-terrorifico/
https://blogs.desnivel.com/albertomartinez/2021/08/10/las-puertas-de-andorra-en-1838-y-1843/
https://blogs.desnivel.com/albertomartinez/2021/08/17/una-inglesa-y-su-guia-chungo/
https://blogs.desnivel.com/albertomartinez/2021/08/24/una-pedrada-que-estremecio-inglaterra/
https://blogs.desnivel.com/albertomartinez/2021/09/02/unos-picaros-pasadores/
https://blogs.desnivel.com/albertomartinez/2021/09/13/andorra-con-ojos-british/
https://blogs.desnivel.com/albertomartinez/2021/09/21/deverell-en-la-andorra-de-1883/
https://blogs.desnivel.com/albertomartinez/2021/10/06/el-pais-salvaje-y-encantador/
https://blogs.desnivel.com/albertomartinez/2021/10/13/ingreso-en-un-pais-enemigo/
https://blogs.desnivel.com/albertomartinez/2021/10/20/old-thunder-en-andorra/

Pues vaya con el de los sketches Alberto. Resulta que no era friki. Que era un tétrico. Muy acordes sus textos con Halloween por cierto.

Sí; sí que parece que “Old Thunder” veía en los accesos por el norte a Andorra una especie de tierra peligrosa en extremo…

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