Carlos Puch

Garmin eTrex 30: un pequeño gran GPS

El eTrex 30 viene a ser una versión rejuvenecida del venerable Vista HCx, que tan buen servicio me prestó durante mucho tiempo, y que no me cansé de recomendar a quienes deseaban tener en la palma de la mano un equipo capaz, fiable, pequeño y polivalente. Apto para utilización en montaña, pero, al mismo tiempo, ideal para llevar en el manillar de una bici, el Vista HCx ha sido un equipo de referencia que ha resistido muy bien el paso del tiempo. Su pantalla… su extraordinaria pantalla, ahora la encontramos en el nuevo eTrex. Pero el sucesor aporta otras novedades de las que me hago eco en este artículo…

A medida que Garmin ha ido incorporando más y más funciones a sus receptores táctiles (Dakota, Oregon, Montana…), los equipos «clásicos» con pantalla convencional han tenido que adaptarse a los nuevos tiempos, con el fin de no perder la estela de la innovación. Han surgido, así, el GPS Map 62, analizado en este blog hace poco más de un año, y, recientemente, los nuevos eTrex. Son, por decirlo de algún modo, la alternativa «no táctil» a los pequeños Dakota. Por tal motivo, evitan los inconvenientes asociados a una pantalla táctil, sobre todo los que se relacionan con su visibilidad al aire libre, aunque al precio de no poder disponer de la confortable interfaz de aquellos equipos.

El eTrex 30 es pequeño. Puesto al lado de un antiguo Legend de pantalla monocolor es posible apreciar la diferencia de tamaños, la cual afecta, igualmente, a la pantalla. Como aquellos primitivos eTrex, el «30» hereda el botón combinado pulsador/cursor en la parte frontal —situado, ahora, a la derecha—, el cual se complementa con varios botones más, emplazados en la periferia del aparato (ZOOM +/–, ON/OFF  e iluminación de la pantalla, MENU y BACK —que equivale al anterior de “páginas”—).

La tapadera del compartimento posterior para las pilas incorpora el ya habitual carril de anclaje —¡alabado sea Garmin por mantener, por fin, un sistema normalizado de sujeción en todos sus receptores de campo!—. Dentro de dicho compartimento se asienta el zócalo para una tarjeta de memoria de tipo micro-SD (también estándar). En la parte inferior de la carcasa hay un pequeño canal para el anclaje de una cinta de seguridad a la muñeca, accesorio no incluido pero muy fácil de conseguir o fabricar. Por encima del alojamiento de las pilas, una lengüeta de caucho protege el conector mini-USB que sirve para enchufar el aparato a un ordenador (PC o Mac) o a una fuente de alimentación externa de 5 voltios.

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Especificaciones

El cambio más significativo con respecto a todos los anteriores eTrex, aparte, claro está, de su forma y dimensiones, es el emplazamiento del botón del cursor en el lado opuesto, lo que facilita el manejo a los usuarios diestros. La pantalla en color, de 176 x 220 píxeles, de tipo transflectivo y capaz de reproducir hasta 65.000 colores, ofrece una visibilidad superior a pleno sol, tal como puede apreciarse en la fotografía siguiente. Para algunos puede parecer algo pequeña, pero en realidad es idéntica a la reputada pantalla del Vista HCx antes mencionado.

Por otro lado, y esto es importante, estos nuevos eTrex son los primeros aparatos de bolsillo capaces de recibir simultáneamente las señales de los satélites GPS y las de los satélites rusos GLONASS. Gracias a ello, el usuario dispone de un mayor número de naves a la vista, lo que redunda en una mayor precisión en el cálculo de la posición y una habilidad acrecentada para averiguarla en entornos difíciles, como un cañón o un bosque (lugares en los que transcurrió nuestra prueba de campo; véase más adelante…).

La interfaz de usuario es muy parecida a la de los «62» y «78». Personalmente me gusta más la del pequeño eTrex, tal vez porque el tamaño de los iconos los hace más visibles y, por otro lado, éstos se ajustan mejor a las proporciones de la pantalla. El usuario acostumbrado a la marca se sentirá cómodo inmediatamente y prácticamente no tendrá que mirar el manual —el cual, dicho sea de paso, es francamente pobre, tal como sucede con casi todos los modelos recientes—.

Conectado a un ordenador, el eTrex se comporta como una unidad externa de almacenamiento masivo USB, lo que facilita la exploración de sus archivos. Pero, como siempre, es necesario advertir del potencial riesgo que esto tiene, ya que una operación inadecuada puede conducir a la destrucción de algún archivo esencial para el funcionamiento del aparato.

La brújula electrónica incorporada es de tipo triaxial, lo que exime al usuario de tener que mantener el aparato en posición horizontal para hacer las mediciones de los rumbos. Como en otros modelos de la marca, la función «sight’n go» (apuntar e ir) permite trazar el rumbo a un objetivo y dejarse guiar por el aparato.

El nuevo eTrex, como los Oregon…, puede mostrar el relieve sombreado de los mapas topográficos dotados de un modelo digital de elevaciones. También como ellos puede utilizar imágenes de satélite BirdsEye y mapas propios CustomMaps. De serie incorpora un mapa base mundial y un mapa europeo topográfico a escala 1:100.000, como los otros modelos superiores de cada gama comercializados por Garmin.

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Pruebas de funcionamiento

La secuencia de arranque (una vez indexados los mapas, tarea que el receptor lleva a cabo cada vez que se introduce una nueva tarjeta con mapas o después de una actualización del firmware interno), apenas dura 13 segundos. El cómputo de una posición es, también, bastante rápido. Lo que más me interesaba probar, aparte de la facilidad de manejo, la duración de la batería y la visibilidad de la pantalla, era la habilidad de este pequeño receptor para sintonizar los satélites y calcular posiciones en diferentes entornos.

Para ello realicé las clásicas excursiones a pie, en montaña, y en bici, en Madrid, llevando como equipo de comparación un GPS Map 62st (además de un Nüvi 205, en la prueba urbana). Los resultados de las pruebas aparecen en las pantallas adjuntas, tomadas de BaseCamp para Mac.

En general, los resultados son coherentes, si bien es fácil advertir que el 62st (línea azul) resulta un poco más hábil que el nuevo eTrex (línea magenta) en las calles y avenidas de Madrid a la hora de registrar los giros más cerrados.

Ello es debido, muy probablemente, a la antena cuadri-helicoidal prominente del 62, que representa uno de sus puntos fuertes, como pudimos comprobar hace un año en el Pirineo.

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Conclusión

Este breve examen del nuevo eTrex 30 permite concluir que se trata de un receptor muy apropiado para utilización en montaña y en bicicleta. Es pequeño, ligero, sensible y consume poca energía. Tal vez el único inconveniente, en comparación con los aparatos de interfaz táctil, como el Dakota, es que la manipulación del mando del cursor y el resto de los botones no es fácil con guantes o cuando el aparato está montado en un manillar. El tamaño de la pantalla puede resultar un punto en contra para muchos… pero su visibilidad al sol, en revancha, es formidable. Para mi gusto es más nítida que la del 62, a pesar de ser algo menor.

Antes de terminar quiero expresar mi agradecimiento a Alba Gómez, de Órbyce Comunicación, por la cesión del equipo utilizado para estas pruebas y la amabilidad y buena disposición que siempre manifiesta.

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