Carlos Puch

Garmin Fénix 6 Pro: mucho más que un reloj deportivo

NOTA: Este artículo fue preparado a finales de febrero de 2020. Debido a la pandemia de COVID-19, su publicación se ha retrasado hasta el mes de julio.

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Los dispositivos de registro y proceso de los parámetros asociados a la actividad física, en especial aquella que tiene lugar al aire libre (pulso, consumo de oxígeno y calorías, pasos, distancia, tiempo, altitud acumulada, registro del itinerario…), han experimentado una evolución sorprendente en los últimos tiempos. Mientras los receptores GPS portátiles no gozan hoy de la popularidad de hace una década —desplazados por los poderosos teléfonos móviles inteligentes—, los aparatos de muñeca no dejan de mejorar y adquirir nuevas e interesantes capacidades. Hay mercado para ellos, como lo demuestra la variedad de diseños, funciones, interfaces y sistemas operativos a nuestra disposición.

En mi calidad de espeleólogo y montañero ocasional he tenido la oportunidad de probar numerosos equipos GPS a lo largo de los últimos 25 años. Debo reconocer que los relojes y las pulseras de actividad no se encuentran entre mis favoritos. El principal motivo es que estos aparatos, orientados fundamentalmente al ciclismo, las carreras, el entrenamiento, la salud y el fitness, estaban alejados de mis intereses. Yo echaba de menos la presencia de un mapa, así como la gestión de los datos (waypointstracks y rutas) que uno lleva a cabo en un GPS convencional. Hace poco tropecé por casualidad con un reloj Fénix 6 Pro, y la impresión inicial fue buena. No es el primero con mapas (el Garmin epix y el Forerunner 945, por ejemplo, ya los tenían); tampoco el único (Suunto introdujo recientemente el SUUNTO 7, un excelente reloj movido por Google Wear OS). El nuevo Fénix es, en cualquier caso, un exponente de la constante mejora de eso que los esnobs denominan “experiencia de usuario”. Aprovechando un viaje a tierras lejanas, pedí a Desnivel que solicitara al distribuidor en España un equipo de pruebas con la intención de llevarlo conmigo. Pretendía valorar de primera mano el funcionamiento, la fluidez de la interfaz y la correspondiente “curva de aprendizaje” —otro esnobismo—, la duración de la batería y, sobre todo, la capacidad de mostrar un mapa con la proyección de la posición y el recorrido. (Importante: la serie Fénix 6 comprende varios ejemplares; únicamente los modelos “Pro”, “Zafiro” y “X” incluyen mapas).

Descripción

El equipo recibido es el más alto de la gama y también el más voluminoso: el Fénix 6X Pro Solar. Tiene bisel gris oscuro de titanio, pantalla de 36 mm de diámetro (280 x 280 píxeles de resolución), 32 GB de memoria interna, WiFi, Bluetooth, ANT+ y sistema de carga solar suplementaria, a través del borde de la esfera, bajo el cristal. De entrada es aparatoso, aunque debo afirmar que después de unas horas de uso llegué a acostumbrarme a él. A ello contribuyó, en gran medida, la sustitución de la correa de silicona de serie por una de nailon adquirida online, la cual, aunque tan ancha como la de origen (26 mm), resultó más agradable y ergonómica.

El Fénix 6X Pro es un poderoso equipo dotado de monitor de frecuencia cardíaca, altímetro barométrico, brújula triaxial, acelerómetro, giróscopo, termómetro y receptor GPS compatible con los sistemas de radionavegación ruso (GLONASS) y europeo (Galileo). En la parte posterior de la carcasa están situados el monitor de frecuencia cardíaca y un puerto de conexión y carga mediante USB. Parece increíble que todo ello quepa en un dispositivo de 51 x 51 x 15 mm, en especial si tenemos en cuenta que un receptor portátil de montaña es bastante más grande y pesado y no incorpora tal panoplia de sensores. Si a ello unimos una batería recargable que ofrece un tiempo de uso formidable (hasta 21 días en modo reloj y hasta 60 horas en modo GPS, con un extra aportado por la carga solar en condiciones de luminosidad favorable), podemos afirmar que nos hallamos ante un verdadero fuera de serie. 

Garmin utiliza un sistema operativo propio, con una ejecución fluida y una interfaz de usuario coherente. Pero la primera mirada al voluminoso manual de instrucciones del Fénix 6 (disponible en la web de Garmin) resulta abrumadora. Son tantas las aplicaciones, los parámetros registrados, los cálculos, los campos de datos y los gráficos, además de las actividades a las que puede aplicarse y las innumerables posibilidades de configuración del reloj, que, inevitablemente, requieren de una guía extensa y detallada. Por suerte, una vez conocida la lógica de la interfaz y las funciones atribuidas a los cinco botones situados en la periferia de la carcasa (tres a la izquierda y dos a la derecha; la pantalla no es táctil), el manejo resulta amigable, en especial si no se quiere ir más allá de una utilización normal en montaña, como era mi propósito. Debo añadir que se puede interactuar con el reloj utilizando guantes.

Manos a la obra

Quería registrar una excursión y guardar algunos waypoints, para después retornar sobre mis pasos, tal como hago con el receptor GPS convencional. Todo ello fue llevado a cabo con soltura por el Fénix 6X, el cual, además, me informaba de la soprendente carga restante de la batería, la altitud, la dirección, mis pulsaciones, etcétera. Algo que me sorprendió muy gratamente es la perfecta visibilidad de la pantalla bajo el sol directo. Para poder valorar su capacidad de registro llevaba sobre la cincha de la mochila, como referente, un Montana 650t. Sobre el mapa topográfico a escala 1:25.000 Topo Hispania, uno y otro proporcionaron resultados prácticamente idénticos. (En mi viaje a la Antártida de principios de febrero no pude disponer de un mapa topográfico detallado, de modo que tuve que conformarme con uno muy general de OSM (Open Source Maps), que, al menos, mostraba los contornos de la tierra firme y las islas con precisión aceptable).

Conexión al teléfono

La conexión a un smartphone (en mi caso un iPhone) es sumamente sencilla, mediante Bluetooth y con la aplicación Garmin Connect instalada. A través de ella se puede sincronizar la información registrada por el reloj y configurar algunas de sus funciones, instalar aplicaciones, música y diseños de pantallas, así como llevar un detallado historial de la actividad y los aspectos relacionados con la salud. Por otro lado, el reloj vibra y muestra brevemente en pantalla las notificaciones y las llamadas recibidas en el teléfono, cada vez que se producen.

Explotación de los datos

La conexión a un ordenador se realiza a través del cable USB suministrado. Una vez conectado, es posible utilizar directamente los programas Garmin Express y Garmin BaseCamp, tanto en Windows como en Mac OS.

Recientemente Garmin cambió el protocolo USB tradicional al MTP desarrollado por Microsoft, razón por la cual Windows permite explorar directamente los archivos del reloj, en tanto que Mac OS requiere de la instalación de Android File Transfer, una utilidad gratuita. ¿Para qué queremos explorar los archivos del aparato? Fundamentalmente para cargar mapas u otros archivos (MP3, por ejemplo), arrastrándolos directamente a la carpeta “GARMIN” del reloj. Es necesario advertir que, al rastrear los archivos del reloj, podemos inadvertidamente alterar, corromper o borrar alguno de ellos, con la consiguiente posibilidad de inutilizar el aparato. Por tanto, si no se tienen los conocimientos y la experiencia necesarios, es mejor no adentrarse en esas aguas procelosas.

Impresiones

Debido a la inexistencia de cartografía GPS detallada de la península antártica, no pude llegar a valorar en un primer momento la calidad de la representación y la funcionalidad de los mapas, debiendo conformarme con una representación bastante clara aunque esquemática de la región. Pero de vuelta en Madrid, en la sierra de Guadarrama, y con el mapa Topo Hispania como fondo, pude comprobar la extraordinaria utilidad de este aparato, ya que el tamaño de su pantalla permite ver la información con nitidez, aun a quienes, como yo, necesitan gafas. Quedaba, así, satisfecha mi curiosidad, y demostrada la capacidad real del Fénix 6 Pro para reemplazar casi por completo al tradicional GPS de montaña.

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