Darío Rodríguez

Un País de Roca ¿desperdiciado?

ARCO, una pequeña localidad italiana que organiza desde hace 25 años la competición de escalada más antigua y prestigiosa del mundo –el Rock Master–, es un ejemplo único en el mundo de cómo invertir sabiamente, con criterio, en escalada y conseguir que este deporte se convierta en una fuente de ingresos turísticos para sus habitantes.

El pueblo todos los años cuenta con un presupuesto de unos 100.000 € destinado al equipamiento de sectores de nivel medio y bajo. Una inversión altamente rentable pues sus zonas se han convertido en el lugar más visitado del mundo por escaladores de nivel medio, los más numerosos. Turismo de escalada familiar que aporta importantes ingresos. Un dato: en Arco hay alrededor de diez tiendas de material de montaña excepcionalmente surtidas.

En definitiva, una zona con buenas paredes de roca, no mejores que muchas de las que hay en nuestro país, ha tenido la visión y la inteligencia de convertirse, con una inversión relativamente poco importante, en el “Chamonix de la escalada”. Esto no solo ha potenciado el turismo, también ha resultado muy interesante para los escaladores, que cuentan con un trabajo remunerado de equipamiento y mantenimiento de los sectores, y para los parados locales quienes realizan los trabajos menos especializados.

En nuestro país vemos numerosos ejemplos contrarios. Los gobiernos locales no han sabido ver el potencial turístico que les ofrece la escalada, ni los escaladores transmitirlo, encerrándose, por el contrario, en el ridículo mundo de los secretismos. Un ejemplo claro es Cuenca, una de las mejores zonas de escalada del mundo, donde los escaladores no se han comunicado apenas con los políticos, ni éstos han tenido visión. Resultado: Cuenca no es el Chamonix de la escalada, a los escaladores se les ha limitado las zonas de aparcamiento al mínimo y el Ayuntamiento pone mil trabas burocráticas al equipamiento de vías…

Definitivamente no somos un país de nieve. Invertir en deportes de nieve resulta costosísimo y poco rentable. Y, en el mejor de los casos, solo reporta beneficios unos pocos meses al año. Sí somos un país de roca. Invertir en equipar zonas de escalada de nivel medio es muy poco costoso y rentable durante todo el año. En un momento muy delicado económicamente, nuestro deporte puede aportar algo a la sociedad. Solo hace falta que políticos y escaladores tengan visión de futuro

(Publicada en el número 302 revista Desnivel –Septiembre  2011- )