Darío Rodríguez

¿Tiene edad el gran alpinismo?

Un año más acaba de otorgarse el Piolet de Oro. La idea de un premio a la mejor actividad del año provoca el rechazo de muchos alpinistas, pues va en contra de la propia esencia de este deporte. Además, la valoración del Jurado siempre será subjetiva a la hora de comparar actividades que son muy diferentes.

Por eso, el Jurado de este año ha insistido en la idea de que no se trata de un premio sino de elegir la actividad que mejor pueda transmitir los valores del alpinismo. Incluso los organizadores estudian conceptos distintos para próximos años pues quieren evitar esta idea que todos los años provoca rechazo y debate: que el Jurado tenga que elegir una actividad y premiarla.

En cualquier caso otorgar un premio tiene cosas muy positivas. Como el hecho de que unos jóvenes alpinistas eslovenos, absolutamente desconocidos, vean reconocida su actividad. Un reconocimiento que les servirá para poder llevar a cabo nuevos proyectos. Sin un premio esto hubiera sido imposible. También sirve otorgar este premio para que el Jurado, sin hacerlo por este motivo, sino por la dificultad, estilo, compromiso y espíritu de aventura de las actividades, se encuentre con que ha dado el galardón a los alpinistas más jóvenes y también a los más mayores entre los protagonistas de las seis actividades nominadas este año. Nada menos que ¡31 años! separan al más joven (23 años) y al más veterano (54) de las dos cordadas que este año han recibido el Piolet de Oro.

Si no existiera el Piolet de Oro habría que inventarlo. En primer lugar porque aunque la idea del premio sea contradictoria con la propia esencia de nuestro deporte finalmente conduce a resultados positivos para los alpinistas premiados, nominados, y para el propio alpinismo.

Pero, sobre todo, porque gracias a esta idea anómala de conceder un premio a la mejor actividad, todos los años tiene lugar en Chamonix y Courmayeur un encuentro de alpinistas de todo el mundo, veteranos y jóvenes, conocidos y desconocidos, para compartir la pasión del alpinismo ligero, el estilo alpino, de exploración, dificultad y compromiso. El premio es una simple excusa que permite este encuentro, gracias al cual encuentran motivación y nuevas ideas.

También ayuda a comprender, como hemos visto este año, que en el alpinismo de alto nivel la fortaleza física es importante, pero lo es más la capacidad para afrontar la tensión y el riesgo, una planificación y logística adecuada, el trabajo en equipo, la imaginación para encontrar líneas vírgenes en montañas poco conocidas… y para ello la edad no es un impedimento.// Darío Rodríguez

(Publicada en el número 310 revista Desnivel –Abril 2012- )