DESDE 2008, cuando comienza la crisis y los canales tradicionales de crédito se atascan, el crowdfunding, un neologismo que puede traducirse como “financiación popular”, comienza a usarse en distintos ámbitos: editorial, musical, cinematográfico, científico…, incluso político o empresarial. Mientras escribimos estas líneas, el espeleólogo Cecilio López-Tercero lleva más de diez días herido y atrapado en una cueva de Perú a 400 metros de profundidad. Su seguro cubre una mínima parte del importe de su salvamento y, por ahora, los organismos oficiales no tienen ninguna intención de poner ni un céntimo para costearlo. Solo la generosidad humana está haciendo posible el rescate: por primera vez en España, que sepamos, se ha lanzado una campaña de crowdfunding (que ya ha recaudado más de 50.000 euros) para llevar a cabo una operación de este tipo. Aún no se sabe la cifra definitiva de la operación, pero con seguridad superará (posiblemente duplicará) los 100.000 euros, una cifra muy superior a los 18.000 que cubre la póliza del seguro de la Federación de Espeleología (24.000 cubre el seguro internacional de la Federación de Montaña), e impensable para una federación humilde, como la Madrileña de Espeleología que, con 800 federados, tiene un presupuesto anual de 35.000 euros. La Federación Española de este deporte poco puede hacer, está en concurso de acreedores…
Cuestión de suerte
En una sociedad en la que cada vez hay menos recursos para sanidad y educación podemos llegar a comprender que no se destinen recursos públicos a costosos rescates de deportistas accidentados. El Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación declaró a los espeleólogos que reclamaron ayuda para su compañero que “ni hay presupuesto ni se contemplan ayudas para estos casos”. Esto puede ser cierto, lo que indigna es el doble rasero, el despilfarro institucional que, entre otras cosas, nos ha llevado a esta situación, y el estar convencidos de que si se tratara de un deporte más popular, una figura conocida, una federación con más fuerza, un rescate más “morboso” que hubiera generado más expectación en los medios…, posiblemente – y lo hemos visto en rescates de alpinistas en el Himalaya– hubieran llegado los recursos económicos oficiales. Es evidente: hay rescates que merecen atención y presupuesto oficial y otros el olvido. Pese a todo, Cecilio es un tío con mucha suerte: tiene grandes amigos, allí dentro y aquí fuera, que, a base de polipastos, transferencias y pagos por Paypal, lo van a traer de vuelta muy pronto a casa. Fuerza.