LA película The Valley uprising ha arrasado. No solo ha ganado en todos los festivales de cine de montaña a los que se ha presentado, sino que el interés por el documental ha trascendido al mundo escalador. Precisamente esa era el objetivo de sus realizadores, llegar a un público ajeno a la escalada. Algo muy parecido a lo que consiguió el conocido surfer y skater Stacy Peralta llevando sus filmes Dogtown and Z-Boys y Riding giants a un público que jamás se había subido en una tabla. Eso, y también el interés que despiertan los personajes y las escaladas que se describen en la cinta, explican su éxito.
Para los escaladores hay un valor añadido. La Yosemite’s rock climbing revolution (en realidad un cúmulo de revoluciones) se ha vivido, con menor o igual intensidad, en muchas de nuestras zonas históricas. Importadas o espontáneas, y con sus peculiares sellos de identidad, seguro que todos habéis encontrado paralelismos y analogías con los Stone Masters y sus émulos, los Stone Monkeys.
¡No bajes tan rápido!
En un popular sector de vías se oye un grito que nos eriza el pelo a todos los que estábamos por allí: “¡Pero tíooooo, no bajes tan rápido!”. Horror, el que grita no es el escalador que está siendo descolgado, sino ¡el asegurador! Vamos, que el muchacho había escalado poco y asegurado menos.
El que baja como un misil se lanza deseperado a por la cuerda, se quema las palmas y se frena salvando así los tobillos y quién sabe qué más. Al rato, con las manos en la cabeza, acude a la escena del desastre el encargado de supervisar la maniobra del asegurador novato; se había despistado charlando con unos amigos que acababan de llegar.
Es milagroso que no pasara nada grave, porque en un mismo acto se habían concatenado los tres desencadenantes de accidentes en escalada derivados del factor humano: error técnico (falta de formación y conocimientos) por parte del asegurador; despiste (falta de atención que ha provocado olvido o fallo) por parte del “supervisor” a pie de vía, e imprudencia (sabemos cómo hacer las cosas, pero no lo hemos hecho) por parte del escalador que muy alegremente dejó su vida en manos de un compañero inexperto.
En este número vamos a repasar una de las técnicas más sencillas y básicas de la escalada deportiva: la de bajarse de una instalación fija. También trataremos de explicar por qué una maniobra tan obvia y de cajón se lleva la palma en siniestralidad.