Darío Rodríguez

Catorceochomilismo ‘de altura’

Kangchenjunga, 7.500 metros de altitud, ataque a la cumbre durante la temporada 2009. “Nives, no me encuentro muy bien. Continúa tú a la cumbre, te espero aquí y descendemos juntos después”. El alpinista italiano Romano Benet aún no lo sabía, pero lo que en un principio parecían unos leves síntomas de mal de altura derivó inmediatamente en una gravísima enfermedad de la que tardó tres años en recuperarse después de dos transplantes de médula. Si su mujer, Nives Meroi, hubiera estado de acuerdo con el plan, Romano, seguramente, habría muerto.

Desde luego la oferta era tentadora: ya habían escalado once ochomiles y Nives se encontraba en una situación muy ventajosa para convertirse en la primera catorceochomilista de la historia –empatada con Edurne Pasaban y Gerlinde Kaltenbrunner y con más ochomiles que la coreana Eun-sun Oh–. Pero la negativa fue rotunda y categórica. Si habían hecho once ochomiles juntos no tenía sentido ascender ahora sola; su proyecto era un proyecto en pareja; sin Romano aquella cima no tenía sentido.

Y bajaron. Y entonces llegó la pesadilla, y la enfermedad, un camino muy duro que volvieron a recorrer juntos y encordados, como siempre.

Romano se recuperó y regresaron al Kangchenjunga, y juntos, como siempre, el 17 de mayo del 2014 alcanzaron la cima.

Hace unos días llegaban tímidas noticias desde el Makalu: la pareja había hecho cumbre en su 13º ochomil. Juntos, como siempre. Y, como en las doce grandes montañas anteriores, en estilo ligero, sin equipos de comunicación, sin porteadores de altura, sin oxígeno artificial.

Marca insuperable
Entre las más de 400 cimas de esta temporada en el Everest y el circo ochomilista y mediático al que asistimos casi todos los años – y que nunca dejará de asombrarnos–, hay noticias como esta capaces de hacer que uno se reconcilie con el himalayismo de las grandes montañas y la “carrera” de los Catorce.

Nives y Romano han huido de los récords para permanecer fieles a un estilo, a una filosofía del alpinismo y, también, de la vida … Ja. Eso es lo que creen… Actualmente la pareja ostenta una marca a priori insuperable: la discusión de pareja más alta que jamás se haya producido, a 7.300 metros. “A más altura”, dicen, “es casi imposible discutir”. Venga, valientes, a ver quién supera esto.