Javier Selva

ANDANZAS DE UN FOTÓGRAFO ANTÁRTICO: El Polo Sur y las fiestas de mi pueblo

Ya hemos llegado al Polo Sur. Una de nuestras metas, la más importante, ha sido conseguida. Ahora tenemos que continuar hasta Patriot Hills para completar la travesía Antártica en este original vehículo movido por el viento.

Tiene su gracia esto de recorrer 2.500 km por el desierto helado de la Antártida en lo que Juan Pablo llama el “carromato”. Y no le falta razón, parecemos los antiguos pioneros del Oeste Americano cuando encima de sus carretas recorrían las infinitas llanuras desconocidas para ellos en busca de su particular polo sur. Dos de nosotros pilotan el catamarán y dos intentan descansar o dormir en el interior de la tienda que llevamos montada en el módulo trasero. La conclusión de este sistema es que vamos arrastrando un déficit de sueño importante, además como en esta época en la Antártida no existe la noche es difícil convencer al cuerpo que, a pesar de que el sol lo inunda todo, las dos de la madrugada es un buena hora para irse a dormir. A esto hay que añadir las irregularidades del terreno que por la construcción del vehículo, pensado para deformarse y adaptarse al relieve sin romperse, se transmiten directamente al suelo de la tienda…, en fin todo lo que un hombre desearía para poder echar una cabezadita.

Y para demostrar que no solo la electrónica falla en estas condiciones extremas, precisamente en una de esas zonas de olas de hielo gigantes que aquí llaman “sastrugis” partimos uno de los raíles del catamarán. Fue un buen susto, los raíles, a diferencia de otras partes del trineo, son una parte vital y no son fáciles de reparar. Están construidos de madera laminada de fresno y diseñados para que puedan soportar los fuertes impactos y las deformaciones que se producen cuando atravesamos los campos de sastrugis con una tonelada que es lo que pesa el catamarán. Pero después de unas horas de hábiles trabajos de bricolaje conseguimos solucionarlo, y debimos hacerlo muy bien porque nos ha permitido llegar hasta el Polo Sur.

Y por fin llegamos al Polo. Y que queréis que os diga, esto de ser de pueblo es lo que tiene y el término carromato me resulta familiar. En las fiestas patronales de mi pueblo llegan algunos feriantes: el “turronero”, el “de los churros”, el “de los pollos” (por desgracia hace unos años perdimos al “del tiro” con el que la mayoría de nosotros aprendimos a hacer trampas con una escopeta de aire comprimido), instalan lo que allí se llama el “tarraque” que es un chiringuito móvil en el que tienen en el mismo pack su negocio, su vivienda y su vehículo. En ausencia de un diccionario de la RAE en estas latitudes por motivos obvios, no puedo confirmar si la palabra “tarraque” es una invención local de mi imaginativo pueblo o existe en realidad, pero lo cierto es que, además de definir a los feriantes de mi pueblo, es perfecta para aplicársela a nuestro vehículo.

Fue formidable nuestra aparición en el complejo de la base americana que hay instalada en el Polo Sur. Cuando lo detuvimos en la mismísima entrada aparecieron dos individuos corriendo, nosotros en un primer momento pensamos que habríamos infringido alguna de las numerosas prohibiciones que hay en este lugar, pero no, por una vez no se trataba de eso. Nos habían visto desde la base y bajaban asombrados para ver de cerca lo que desde lejos les debía de parecer una aparición. Estuvieron hablando con nosotros y haciendo cientos de fotos supongo que para dejar constancia gráfica del acontecimiento. Es de suponer que además, como en mi pueblo, no son muchas las novedades que ocurren por aquí y la aparición de semejante cacharro despierta todo tipo de entusiasmos. Una de las cosas que más les llamaba la atención era que además de trineo tirado por el viento pudiéramos vivir y dormir en él.

Cotillearon y fotografiaron el interior de la tienda como si de un verdadero milagro se tratara. Igual que yo y todos los niños de mi edad cuando por fiestas llegaban aquellas extrañas caravanas que de día vendían turrón o churros y después, con las paredes cerradas, servían de dormitorio a las familias que se ganaban la vida de feria en feria. Tendréis que permitirme este pequeño ataque de nostalgia pueblerina pero es que la Antártida pasa factura a la cabeza y el corazón de casi todos los que la conocemos. Y más si encima es el día de tu cumpleaños…

9 comentarios en «ANDANZAS DE UN FOTÓGRAFO ANTÁRTICO: El Polo Sur y las fiestas de mi pueblo»

  1. Javi, seguro que los carromatos son como en tu pueblo, ¿pero no nos dirás que no echas en falta un buen queso curado acompañado de un vino de la tierra?

    El equipo de Los Talleres te espera con unas botellas para celebrar vuestra gesta. Toda una experiencia personal y un logro para las exploraciones polares.

    ¡Cuidaros mucho y un fuerte abrazo!

  2. Javi:

    ¡¡¡Felicidades¡¡¡¡¡¡ No vayáis tan rápido, que os escapáis del continente…

    Saludos a tus compañeros (a final de mes nos vamos al Elbrus: Manolo et alter)

  3. Felicidades a Juanpa y a ti, Javi. Y, una vez más, enhorabuena a todos por la proeza.

    Tarraque no viene en el diccionario, pero lo podéis proponer, quedaría muy bien. Me estoy imaginando la cara de los yanquis a vuestra llegada diciendo: “one tarraque is coming now”.

    Os esperamos.
    Santi

  4. ¡Felicidades a todos! Ha sido muy entretenido seguiros tal proeza por el blog. Y algo fresquito. Conducir con cuidado a la vuelta. Javier, en especial para ti, ¡Feliz Cumpleaños! ya sé que fue ayer. Hace muuuuchos años que lo recuerdo pero hasta ahora no he tenido ocasión de poder felicitarte de nuevo. ¡Vaya regalazo que te has hecho! Estos son homenajes. Y por cierto, efectivamente “tarraque” debe ser un “palabro” de tu pueblo.
    Repito de nuevo mis felicidades para todos.
    Gloria

  5. Menos mal que te has decidido a escribir, creí que te habían perdido en una caída fortuita del Tarraque.
    Desde luego debe ser incómodo dormir con el traqueteo, pero haber elegido un fin de año en las Canarias, es lo que tiene ir de aventurero.
    Saludos a Ramón, y que no desordene la tienda.
    Que el viento os acompañe.

  6. Esa frase nos la apuntamos, Javi, para nuestro RAE particular, “deficit de sueño”, es genial,
    igual que poder leer tus comentarios, ya queda poco para llegar al principio.
    Pablo

  7. Me he fijado con más detenimiento en la primera foto que ilustra esta entrada. Podría formar parte de cualquier programa de Callejeros dedicado a los sin techo, sino fuera por un pequeño detalle:el antifaz, que aporta un aire de elegancia, distinción y alta alcurnia a la imagen, que hace imposible que se os relacione con feriantes y a vuestro vehículo con tarraques de turroneros y que delata vuestra verdadera identidad: aventureros siglo XXI (Si Amundsen y Scott levantarán la cabeza…)

    P.D.: Prodigate más en tus crónicas

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