Javier Selva

PARA QUE SIRVE UN TALLER DE FOTOGRAFÍA EN ISLANDIA

Esta es la pregunta que me hacía hace unos días justo antes de salir, de nuevo, camino de las tierras Islandesas al taller de fotografía que ya es una tradición en mi semana santa. No es fácil para un fotógrafo como yo que sobre todo gusta de las sorpresas visuales, enfrentarse una vez tras otra a los mismos paisajes, las mismas cascadas, idénticos encuadres. El cansancio visual, que también existe, es mortal para poder crear. Los asistentes al taller alucinan bastante cuando en algunos lugares bellísimos apenas disparas la cámara. Y siempre les digo lo mismo: “lo importante es la doctrina”. Por cierto que cuenta mi amigo Juan Ramos que esas fueron palabras de José Antonio (sí, sí el que todos estáis pensando). Y hablo y hablo para que los que escuchan entiendan que la fotografía es algo más que apretar un botón de una cámara que lo hace todo. Y espero. Y no siempre se produce, pero cuando ocurre es el momento en el que entiendo que me trae una y otra vez a estas tierras del norte. Es la luz, es el amor, es el amor a la luz. Y entonces saco la cámara despacio después de todo un día sin usarla, miro por el visor y lo entiendo todo. Es la luz del norte que me está esperando.