Javier Selva

COSAS ASOMBROSAS QUE PASAN EN LAS ISLAS AZORES

Durante la preparación para el taller geo-fotográfico de estas navidades.

Se dice popularmente que las Islas Azores eran el secreto mejor guardado de Europa y que en ellas podemos encontrar algunos de los paisajes más curiosos y singulares de todo el mundo,

Y no falta razón, hace algunas semanas me he escapado en solitario para preparar el taller geo-fotográfico que comenzaremos mañana, en concreto en las islas do Pico y Faial, y además de conocer un paraíso natural y sorprendente, durante mi estancia allí me han pasado algunas cosas asombrosas y curiosas que ahora quiero compartir con vosotros. Esto es AZORES.

Por ejemplo, uno puede ir subiendo un puerto de montaña rodeado de paisajes alpinos y de repente encontrarse una manada de caballos que va trashumando hacia los prados de altura vigilada de cerca por el pastor que… ¡¡va en un cuatro latas del año la pera!! y sin ninguna prisa.

Por ejemplo, en el ferry que une la isla de Faial con la de Pico rodeado de nieblas, y de repente se hace la luz y aparece la montaña do Pico (a la que intentaremos subir durante el taller de Navidad) de una manera fantasmal. Me viene a la cabeza la película “La isla del doctor Moreau” y me agarro con fuerza a mi asiento en la cubierta del barco. Algo parecido debió de sentir Prendick, el personaje de la peli, cuando avistó la isla donde tantas cosas extrañas pasaban…

Por ejemplo, uno está paseando tranquilamente en medio de un bosque umbrío bajo una suave llovizna, y de repente, del oscuro suelo de lava de algún antiguo volcán, aparece un cuadro de Van Gogh. Claro que también podría ser de los que pinta mi amiga Mª Rosa Vila. Y recuerdo aquello de Oscar Wilde de que “la naturaleza imita al arte”.

Por ejemplo, uno va en su coche por una carretera que parece que no va a ningún sitio, saliendo de la noche que ya cubre con sus sombras una buena parte de la isla de Pico y de repente, al llegar al punto más alto, las luces de la tarde me esperan en la otra vertiente de la isla. Y así, luz y oscuridad, recuerdo que, como en la vida, nada es lo que parece y la noche solo dura lo que tardamos en salir de ella y mirar hacia lo alto.

Por ejemplo, uno va caminando tranquilamente por el paseo marítimo de Horta y de repente, como si del mundo de Alicia se tratara, las cosas pasan al revés. Los faros no iluminan con sus luces si no que son ellos los que son señalados por dedos de luz. “Tú, si tú, el del faro… que te estoy viendo”.

Y uno piensa que quizás, solo quizás, el mundo al revés sería un mundo mejor.

Por ejemplo, uno piensa que con esto de la crisis casi todo es mediocre y gris, y decide que, aunque sea por una vez, se va a tomar la Nochevieja que cree que se merece. Y elige un sitio como el de la foto. Y no puede evitar recordar lo que un día leyó en una servilleta de un bar: “qué bonito sería vivir como vivimos y además podérnoslo permitir”. Filosofía en estado puro, como casi todo lo de los bares.

Mañana salimos con destino a las Azores para comenzar el taller geo-fotográfico, desde allí iré enviando nuevas imágenes y todas aquellas cosas asombrosas que seguro nos irán sucediendo.