Sat se encuentra de expedición alpina para subir una montaña. Desde hace unos días no hace más que subir y bajar, bajar y subir, para poder aclimatar.
Un día, bajo un serac, se sienta a descansar un rato y a su lado algo brillante llama su atención. Parece un mosquetón enterrado en la nieve así que intenta escarbar para recuperarlo. De tanto frotar y remover, del mosquetón en cuestión sale un humo azulado que deja a Sat alelado. Se sacude el letargo alpino pero sigue igualmente helado.
Ante él, una figura que dice ser un genio se presenta y le expone su suerte invernal: puede pedir tres deseos a cual más colosal.
-¡Ah, se me la historia!- dice Sat extasiado – Al tercero te he de liberar. He aquí el primero de mis deseos: quiero una ventana de buen tiempo para asegurarme la cumbre sin la presión del monzón.
-¿Con sol?
-¿Sin viento?
-Ni se pregunta
De inmediato el sol se pone a brillar en el cielo y el genio apremia
-Date prisa canelo, que se deshiela la montaña y yo con la de la guadaña ni enfrentarme ni interferir quiero.
-El segundo aquí lo tengo: subir al techo del mundo.
-Sin problema Saturnino, mi objetivo es el cliente satisfecho. ¿Tienes ya pensado el tercero?
-Ya te lo dije, mosquetón, pido tu liberación.
-¿Estás seguro? Mira que yo soy siervo de una montaña. Mi emancipación es también para mi dueña.
-Sea- responde Sat sin dudarlo.
Con un rugido infernal el 8000 se estiró, los 10.000 metros alcanzó y allí vive tan tranquilo en un retiro buscado empachado de tanto alpinismo.
¡Genial, Lara! Me ha hecho recordar aquello de “hay más lágrimas derramadas por las plegarias atendidas que por las no atendidas”. Y a su vez, de nuevo reflexionar por el trato que damos a la naturaleza… ¡Gracias por seguir escribiendo!
Felicidades Lara!!! Gracias por estos “viajes” a las Montañas!!!
Enhorabuena Lara por estos pequeños y a la vez grandes relatos
Cómo no crecer hasta los 10000, o más, para recuperar de nuevo la conquista de lo que parece inalcanzable, sintiendo gratitud y humildad por poder tenerlo bajo nuestros pies de manera efímera. Que gran favor nos hace a todos con ese tercer deseo!.
La genia del mosquetón era tú Lara…nos haces viajar, soñar, reír y disfrutar visualizando esos paisajes de frío hielo y altitud que nos llenan de calor y paz interior!! Gracias.
¡¡Pobre Saturnino!! Me recuerda a esas personas que se van a una casa rural y se quejan de que el gallo les despierta y de que huele mal porque están muy cerca del ganado😒. ¡¡¡ Liberemos al genio de la montaña!!! y que los domingueros se queden en su casa…. 🙈😅
Gracias Lara, por otro relato que me hace sonreír el corazón ❤✨
Gracias Lara. Te estoy “descubriendo”
Muy buen relato Lara, nos encantan tus escritos