Miraban en silencio aquella cima perfecta.
—Llévame hasta la cumbre— susurró ella
Era demasiado complejo, pensó él. Había peligros de los que no podía protegerla.
—Tal vez sea mejor no subir. Piensa en tus dedos… ¿Cómo pintarías si los perdieras?
Ella dudó un instante
—Creo que podría…
—Píntame una montaña con tres trazos— pidió él
—Llévame a un Cervino no hecho trozos— dijo ella
No subieron y esquivaron la tragedia.
Viven, con el corazón hecho trizas.
Cómo se puede conmover tanto en tan pocas frases?
Precioso, como siempre. Gracias Lara
Me quedo a trozos con tus trazos! 🙂
Es precioso
Y yo con el corazón hecho trizas cuando la belleza explota entre tus pinceles. Eres una gran protagonista de está historia, ¡Gracias por cruzarte en mi camino, Julia!
Como la vida misma. Qué es la vida sino arriesgar algún rasguño que no nis rasgue del todo.
Como la vida misma: una negociación entre la ilusión riesgosa y el rasguño razonable en una piel que va siendo algo rugosa.
Felicidades de nuevo Lara. Cuanto con tan poco!!