El mundo estaba tan lleno de palabras que quise vaciarme, guardar silencio, mientras estaba repleta por dentro.
Cuando la vida salió a través de mi cuerpo, rozándome las entrañas, salvaje, brutalmente auténtica, la vida y la muerte en un suspiro. Sentí una fuerza descomunal, sentí que era capaz de cualquier cosa, que si había podido escabullirme de un mundo medicalizado y asustado; si había rehecho mis miedos y recompuesto mis sueños, podía vibrar con el universo. Estaba flipadísima, cuando el flipe bajó, seguía siendo todo muy auténtico pero algo más de andar por casa y era imposible fotografiarlo con palabras… solo lo podía vivir.
¿Quien calla otorga?, a menudo quien calla respira ampliamente mirando alrededor, se toma el tiempo. Quería cuidar las ganas, cuidar el ritmo. ¡Tenemos tan tatuados los deberías en este lado del mundo de neveras llenas y estómagos sin hambre!
Me interesa el hambre.
Lo que brota más que lo que se riega.
Lo que sobrevive con una lluvia pasajera o renace.
Dice alguien que me inspira: salud es la capacidad de reaccionar del cuerpo. Desde mi experiencia la creatividad es la capacidad del alma a reaccionar a la vida, a la experiencia, al latido.
Ir persiguiendo infinitamente el vuelo de la mariposa, mientras esperas que se pose, nunca sucede cuando la miras, sino justo en el instante que estabas plenamente consciente de volar con ella.
¿Hay alguien ahí? me preguntaba ¿Había alguien ahí? ¿Dónde estabas? Mensajes lanzados en una botella, desconcertante, como si la claridad de las palabras se escapara en el silencio. Las palabras escritas sin ojos que las leen ¿se irán difuminando?
Me fui de puntillas por la puerta de atrás, sin portazos, ni despedidas. Y no pasó nada… es hermosa la humildad de sentirte prescindible, te vincula al todo. ¿Pero el vacío no tiene su hueco? En un mundo de constantes aportaciones, cuando alguien deja un vacío, el espacio para la añoranza tiene ocupas brillantes. Nada nos falta, todo se repone.
Pensé en el valor de escribir y en lo precioso del compartir. Y mientras pensaba, me fueron llegando lazos, manos, redes… me ha hecho sentir valiosa que aprecies mis ausencias, yo también lo echaba de menos ¡las palabras son tan lindas y caprichosas! ¡Tan lentas y torpes para llegar a según qué lugares!
Este espacio en blanco me ha hecho confiar en si el silencio. ¿No será un lenguaje innovador?
Aprecio más que nunca todo aquello que no hace ruido: una flor derramándose en el asfalto, la nieve al caer, sus pies descalzos, un abrazo sincero, las miradas, los afectos…
En un mundo que suena tan alto se pierden los murmullos.
¡Desde lo alto, con una opinión de esto o de aquello! Se valora tanto una posición, una idea, una defensa, y se dedica poco espacio a explorar estrategias que posibiliten cuidar las necesidades de todas las partes y todas las posiciones.
¡Dedicamos un tiempo tan pequeño a buscar la paz!
Las ideas, tan grandes y ruidosas que achican el alma… tan alejadas del cuerpo, de mi latir, de mi vibrar, del amor.
Me acomodé en aquel lugar silencioso, que espero transitar a menudo, acurrucando el tiempo a su lado, al lado de quienes nos rozamos. Aunque sé que volveré al jaleo, a la jarana y sobre todo a compartir y conectar.
El parto me vinculó con algo más que el nacimiento, me despertó a lo espontáneo,
¡Qué difícil resulta simplemente dejar que suceda!
También despertó lo que estaba agazapado:
Ganas, tengo muchas ganas, no tengo que olvidarme de cuidar las ganas…
Ahora, este espacio virtual que habité durante largo tiempo, me recuerda a una piscina en otoño: llena de hojas, de frío, de buenos recuerdos, de soledad. Y he necesitado que fuera verano otra vez. Y zambullirme en esas aguas misteriosas y conocidas.
Y hoy, desde mi ventana, sopla un viento huracanado que parece querer derribar el mundo a revolcones.
Y las palabras se revuelcan ruidosas, complejas, lentas, imprecisas.
Tan alejadas de lo que realmente sucede, tan hermosas.
Quieren salir a bailar un rato con ese loco viento que todo lo arrastra y todo lo esparce… Creo que os están buscando.
7 respuestas a «Silencio»
Pati, bendito parto y bendito silencio. Gracias por este regalo en forma de palabras, por compartir algo tan sagrado, me ha emocionado…Gracias por permitirte sentir y vivir algo tan grande para ahora poder expresarlo así, con tanta humildad, belleza, grandeza. GRACIAS!
guau, que ganas tenia de volver a leerte, que no vuelva el silencio
siempre que te leo haces que algo dentro de mi vibre, me pone la piel de gallina y hasta me haces llorar, pero no de tristeza.
Grande Pati! Por fin llegó el día que he estado esperando todo este tiempo, sabiendo que llegaría pero a la vez impaciente. Y estoy feliz!
Qué agradable sorpresa!
Me encanta cómo transformas transformas lo que vives en palabras.
Gracias.
“Las palabras escritas sin ojos que las leen ¿se irán difuminando?”
Maravillosa!
Me enamora la capacidad de reacción de tu alma….y la lucidaz de tu latido ….