¡Buenas tardes!
Ya han pasado cinco días desde mi última publicación en mi diario personal. Recuerdo que la semana pasada me quedé a medio de contaros mi aventura en Taghia. Pese a que me apetece dotar la publicación de cierta intriga… ¡Me veo casi obligado a contarla ya!
Después de que el agua subiera a los 6 metros de altura y arrancara todo mi material, pasé tres días y tres noches sin comer y sin beber absolutamente nada. Podría decir que han sido de los días más largos y duros de mi vida. Mientras estaba colgado de la pared, sin apenas poder descansar, creía soñar que venían a rescatarme. De vez en cuando pasaba una luz a toda velocidad por el cañón, como si fuesen a rescatarme. Pero aquello era imposible: se trataba de los rayos que incidían en el agua y atravesaban encauzados todo el cañón. ¡Como para quedarse ahí más tiempo! Ya que era imposible bajar, empecé a plantearme un ascenso sin ningún tipo de material ni protección.
Estando en una pared del cañón en la que un ascenso era algo muy arriesgado, decidí cruzarme a otra. Me las apañé para pasar de una pared a otra y comenzar la subida de casi 800 metros de altura sin cuerda ni seguridad durante horas y horas.
Una vez llegué arriba debía volver al pueblo, pero no conocía el camino. Éste, además, era rápido mediante las rutas estratégicas de los pastores bereberes (sin estas rutas, el tiempo se doblaba e incluso se triplicaba, si conseguías llegar sin perderte). Sin el camino, podía incluso tardar varios días en llegar, pero no disponía de ese tiempo, ya no me quedaban apenas fuerzas para moverme. Intenté buscar comida y bebida, pero no encontré absolutamente nada.
De repente, apareció un pastor, sorprendido por no encontrar explicación a cómo había subido por aquella pared. Intenté comunicarme con él en varios idiomas, pero fue imposible. Finalmente, el hombre empezó a andar y decidí seguirlo. Andamos durante dos horas por aquellas cimas hasta que llegamos a donde vivía. Me recibieron con comida y bebida, y dormí en su corral hasta el día siguiente que me llevaron al pueblo de donde partí.
La historia de mi aventura en Taghia termina aquí. Espero que hayáis disfrutado de este relato, donde he intentado plasmar mi experiencia con la mayor precisión posible. A lo largo de estas semanas os hablaré de mi nuevo proyecto en Pakistán, entre otros.
¡Gracias por seguir mis publicaciones! ¡Os espero en mi próxima actualización: “Travesía 2014: Pakistán”!