En esta fotografía os quiero mostrar el momento más difícil de mi expedición. Me refiero al lugar donde tuve que tomar la decisión de retirarme. Una batalla mental dura y compleja delante del peor escenario para mi propósito. A 5500m de altura, con el petate cargado del material que necesitaba, de toda la exigente preparación física y mental, de la ilusión y del esfuerzo que ya había realizado, la decisión no fue fácil. Pero tuve que apretar los dientes y analizar. Realmente no había otra posibilidad. El descenso en esas condiciones es muy duro. La sensación de fracaso te taladra la mente.
Regresar al campamento base fue una derrota, o así lo sentí yo en ese momento. Tras meditar mucho mis alternativas, decidí subir de nuevo. Y ese desprendimiento brutal en mi camino, en el mismo punto, me hizo volver a parar y dar por terminada mi aventura.
A día de hoy, pienso que mi abandono es fruto de una primera toma de contacto entre la Torre y yo. Ella sabe que volveremos a encontrarnos.