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REFLEXIONES DESDE EL REFUGIO MONZINO

Como en otras ocasiones, debo empezar a escribir pidiendo disculpas por faltar a mi cita con este blog y es que cada vez son màs los amigos que leen lo que escribo y que de vez en cuando me llaman o me escriben para recordarme mi compromiso. A todos ellos les quiero agradecer esas palabras de ànimo, de agradecimiento y de carino ya que, en los momentos dificiles, son las que me animan a seguir adelante.

Este verano està siendo el primero que paso trabajando en los Alpes y disfrutando de las ventajas de estar en posesiòn de la acreditaciòn UIAGM. Es un placer ir a los telefèricos, los refugios, cruzarte con companeros de otras nacionalidades y disfrutar del trato amable y cordial de los que antes solian poner obstàculos a mi labor profesional. Al margen de estos temas profesionales que estamos consiguiendo normalizar gracias a las gestiones de la AEGM, este està siendo un verano dificil por otros motivos.

Estar fuera de casa tanto tiempo siempre es complicado y màs si a eso le sumas la tensiòn de las actividades que un guia de alta montana hace casi a dario en los Alpes, màs el estres que generan los constantes cambios de planes y la reorganizaciòn casi constante de nuevas actividades para conseguir que los clientes disfruten de su estancia en las montanas alpinas. Estos, en definitiva, son los inconvenientes que cada temporada tenemos que superar para sacar adelante nuestro trabajo pero, en la segunda semana de este mes de julio, recibi la noticia del accidente de Dani Crespo. Habia desaparecido en el Chacrarraju, en Perù. Dani y yo no nos conociamos desde hace mucho tiempo, quiza un par de anos, se puede decir que hemos sido companeros de escalada pero tampoco eramos grandes amigos. A pesar de ello, Dani era una persona tan vital que al desaparecer, igual que otros amigos, deja un vacio demasiado grande para pasar desapercibido. Siempre he envidiado a la gente como Dani o como Chule que son capaces de reirse en cualquier situaciòn por dura e incòmoda que sea y dejar en segundo plano esos problemas para seguir disfrutando de todas las cosas buenas que te ofrece la vida. Personas asi no deberian dejarnos nunca ya que hacen que todos los que estamos a su alrededor nos sintamos un poco màs alegres. Aùn asi, llegan los momentos duros y amigos como estos nos dejan. Es entonces, cuando llega el jarro de agua fria, cuando me paro a pensar en las cosas que realmente merecen la pena y me pregunto si merece la pena vivir sensaciones fuertes, al limite de tus posibilidades fisicas y mentales a costa de poder perder todo lo que quieres…y, sobre todo, a todos los que quieres.

Merece la pena, vivir ese tipo de vida si no puedes compartirlo con las personas que realmente te quieren?

Esas sensaciones que tenemos cuando escalamos son lo que realmente buscamos, o perseguimos alimentar un ego insaciable que nos lleva a poner en peligro nuestra vida?

No lo sè, supongo que cada uno debemos buscar la respuesta a estas preguntas dentro de nosotros mismos pero està claro que, al menos, debemos pensar en ello simplemente por respeto a los que nos quieren. En mi caso, hace tiempo que tengo claro que solo disfruto de verdad cuando escalo con las personas a las que quiero, con buenos amigos que te hacen reir, con los que compartes los buenos y  los malos momentos, la responsabilidad, el compromiso y todo lo que conlleva una escalada y es que, como dice el protagonista de “Hacia rutas salvajes”, “la felicidad no es real si no es compartida”.

Saludos a todos y hasta pronto.

P.D.-pedonad las faltas de ortografia pero estos italianos tienen un teclado rarisimo.