Aprovechando unos dias que tenemos libres antes de empezar nuestro magazine de verano en Punto Radio – Onda Rambla el próximo 28 de Julio (donde por cierto Desnivel tendrá su sección semanal dedicada al alpinismo, el aire libre y la literatura de montaña), un servidor junto a su esposa y un buen amigo, el arqueólogo Jordi Teixor (una suerte de Indiana Jones patrio) decidimos escaparnos unos dias al Pirineo francés. Al no tener vacaciones propiamente dichas, pensamos que la región del Ariege nos ofrecia una serie de atractivos que nos ayudaran a desconectar del mundanal ruido. Elegimos el tema cátaro por dos motivos, porque nos encanta el ciclismo y el Tour pasa por Foix y porque tenia ganas de volver al Castillo de Montsegur. Aqui teneis una imagen del profesor Teixidor, gran amante de la montaña y todo un entendido en Egipto.Si alguien quiere contactar con él con la intención de organizar un viajecillo por tierras de faraones, solo debe exponerlo en este blog. Como muchos ya sabreis, el castillo de Montsegur y en general, la región del Ariege, se han convertido en un foco de leyendas, misterios y fenómenos extraños. A finales de los años 30, Otto Rahn, el enviado de Himmler al frente de la Annenerve (la división ocultista del Tercer Reich) estuvo investigando por la región, ascendiendo cumbres y visitando cuevas inundadas que hoy en dia pueden visitarse sin problemas. La región ofrece todo un abanico de posibilidades a la hora de organizarse unos dias de vacaciones y realmente vale la pena subir hasta el castillo para descubrir la dura história de los Cátaros y su relación con el Santo Grial. El Castillo en si, tal y como se ve en la imagen, se levanta encima de la población de Montségur, en el Ariège francés, a una hora de Toulouse. Se encuentra situado en lo alto del monte de Pog, a 1207 metros. Tras la derrota que sufrieron los cátaros se levantaron los restos de lo que es el actual castillo.
Cátaros se consideraban cristianos pero rechazaban de firme la iglesia y sus sacramentos, negaban la existencia del infiero y más bien consideraban el propio mundo como el infierno. También fueron llamados Albigenses por ser la ciudad de Albi en el sur de Francia una de sus principales sedes. Basados en un principio dualista es decir, un principio bueno y otro malo, un dios bueno y uno malo, un principio maniqueo que defendía la existencia de la eterna lucha entre el bien y el mal, el dios malo sería el creador de la materia siendo lo único puro el alma, lo espiritual y lo trascendental, los cátaros no tenían iglesias, ni creían en la propiedad individual.Uno de sus ritos principales era el œConsolamentum lo que les hacía entrar en comunicación con el espíritu consolador lo que les garantizaba su unión con el espíritu de Dios en el momento de la muerte, pero aun en aquellos tiempos el rechazar el mundo de los bienes materiales no era tarea fácil, por lo que este rito, el consolamentum se podía practicar en el momento de la muerte e incluso antes, en vida, podía ser recibido en varias ocasiones.Una religión sin temor al infierno, con una practica de amor libre en aquella época era una doctrina mucho más atrayente que la dogmática iglesia reinante en aquellos tiempos, por lo que esta nueva doctrina contrajo gran simpatía y gran cantidad de adeptos. Sin embargo la iglesia vio en esta nueva doctrina una terrible amenaza contra su poder, por lo que pasaron a la vía del intento de conversión a la fe católica, sin embargo esta fase de intento de conversión estaba destinada a fracasar, dada la enorme fe de la comunidad catara. Los cátaros pasaron a ser considerados herejes. Este intento de conversión pacifico finalizaría alrededor del año 1208, posteriormente el Papa que dirigía la iglesia Inocencio III mandó la persecución y exterminio de los cátaros, para ello nombró como legado papal al terrible y cruel Simón de Montfort, sus frase más cruel que pasaría a la historia la mencionó en el momento de asaltar la ciudad de Béziers donde perdieron la vida miles de personas, en esta ciudad cátaros y católicos se mezclaban, por lo que ante la pregunta de las tropas referente a quienes debían matar, la orden fue muy clara: œmatadlos a todos, Dios ya reconocerá a los suyos, estos fueron los primeros pasos del exterminio de esta comunidad. En la imagen, el monumento a las víctimas cátaras que recuerda el asesinato masivo que tuvo lugar en la montaña de Pog